12 km
300
No
5 h
Baja
El domingo pasado, 15 de octubre, el calor nos llevó a buscar los 2.500 m. de alturas. Fuimos poquitos, el puente se hizo notar.
El camino sin incidencias hasta el lagunillo de nombre desconocido en donde disfrutamos de un rato de calma y serenidad. Con agua e, incluso, un pequeño manantial que mantiene húmedo su entorno, es un abrigo ante la sequedad imperante.
Tras una búsqueda por internet he encontrado su nombre: lagunillo de San Juan. Cabía esperarlo.
Un poco más adelante nos encontramos con un roquedal que atravesamos gracias a la dirección colegiada que tuvo, a partir de ese momento, la ruta. Así llegamos al Atalayón Grande cuya impresionante vista del Veleta, Mulhacen, Alcazaba, Puntal de Vacares,... nos compensó del esfuerzo de andar por las rocas.
Además, disfrutamos compartiendo el espectáculo de la cuerda de los tres miles más altos de la Península con Gerda, nuestra nueva amiga holandesa.
Allí comimos e iniciamos la vuelta por el roquedal. No quedaba otra.

Y como colofón la cervecita habitual. No podía ser menos

Rutas realizadas