Castañar de Lanjarón-Tello
El pasado domingo tuvimos la oportunidad de disfrutar de un soleado día otoñal en una ruta que nos llevó desde Lanjarón hasta las denominadas casillas de Tello por el valle del mismo río que da nombre a esta localidad que constituye una puerta de la Alpujarra. Hablar de Lanjarón es hablar, además de agua y de jamón, de castañas y su otrora famoso castañar que se descuelga por las escarpadas laderas del valle que desciende desde la base del Caballo. Aunque hoy debemos lamentar la pérdida de buena parte de su valor paisajístico debido al incendio que lo arrasó hace unos años por la imprudencia humana, la escarpada y exigente subida por un camino de herradura zigzagueante fue disfrutada por todo el grupo: los ocres de los castaños que sobrevivieron al incendio, el paisaje del valle coronado por la nieve que desciende desde la cumbre del caballo, el agua que recorre lenta y sinuosamente las acequias... Espectáculo que tuvo su cenit en mirador que en Tello nos permite abarcar con la vista todo el valle, siguiendo el curso del río Lanjarón, desde las cumbres de Sierra Nevada hasta la presa de rules y más allá el mar donde podíamos distinguir los buques de mercancías al otro lado del espigón del puerto motrileño, o allende el mar, las estribaciones del Rif en la costa marroquí. Un marco incomparable donde tuvimos la oportunidad de catar el primer aceite fresco de la temporada, oro verde que desde la subbética vino a la Alpujarra en la mochila de nuestro amigo Ramón.
Juan Fco.
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